La magia d ela loteria de Navidad

La magia de la Lotería de Navidad


¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene esa tradición tan típicamente española de la Lotería de Navidad? ¿O por qué los niños de San Ildefonso cantan los números con esa entonación tan especial? En ELE USAL Strasbourg, creemos que entender estas tradiciones culturales es fundamental para comprender realmente España. Así que hoy queremos llevarte en un viaje a través de más de dos siglos de historia, esperanza y solidaridad.

 

Los orígenes lejanos: la Lotería Primitiva de Carlos III

 

Para entender la verdadera historia de la Lotería de Navidad, tenemos que retroceder más de 200 años en el tiempo, al reinado de Carlos III (1759-1788), un rey ilustrado que importó ideas revolucionarias de su experiencia anterior como rey de Nápoles.

En 1763, el marqués de Esquilache, ministro de Hacienda del rey, presentó una idea innovadora para la época: crear una lotería estatal que permitiera recaudar fondos para las arcas públicas sin aumentar los impuestos a una población ya cargada de obligaciones fiscales. El objetivo oficial era noble: que las ganancias se destinaran «al beneficio de hospitales, hospicios y otras obras pías».

El 10 de diciembre de 1763 se celebró en la Plaza de San Ildefonso de Madrid el primer sorteo de esta «Lotería por Números» o «Lotería Real», como se llamaba entonces. El sistema era completamente diferente al actual: había 90 números en una bolsa, y un niño con los ojos vendados extraía 5 bolas. Los jugadores podían apostar a que saldrían números específicos, 1, 2 o más números de su elección.

 

Imagen de un resguardo de la Lotería Primitiva de 1763

Imagen de un resguardo de la Lotería Primitiva de 1763.

 

Este sistema se conocería posteriormente como «Lotería Primitiva», una denominación que adquiriría después de 1812 para diferenciarla del nuevo formato que estaba por llegar. Aunque el juego fue un éxito inicial en Madrid, con los años se consolidó como una forma de apuesta popular en toda España.

 

Un nacimiento heroico: Cádiz, 1812

 

Ahora bien, la lotería que conocemos hoy —la que amas o la que al menos forma parte del paisaje navideño español— nació en circunstancias completamente diferentes. Imagina España en 1811. El país está bajo ocupación francesa, las tropas de Napoleón controlan gran parte del territorio, y la economía está devastada por la guerra de la Independencia.

En esta situación desesperada, las Cortes de Cádiz —que representaban la legitimidad española mientras la nación resistía heroicamente— enfrentaban un grave problema: el Tesoro estaba vacío, y necesitaban dinero urgentemente. Fue entonces cuando un sevillano llamado Ciriaco González Carvajal, ministro del Consejo y la Cámara de Indias, presentó una propuesta inspirada en una lotería que funcionaba exitosamente en Nueva España (la actual México) desde 1771.

La idea era revolucionaria: en lugar de números en una bolsa como la Primitiva, ¿por qué no crear billetes con números impresos, como se hacía en México? Esto permitiría vender fracciones (décimos) de los billetes, democratizando el acceso a cualquiera que tuviera 40 reales en el bolsillo.

Las Cortes de Cádiz aprobaron la propuesta por unanimidad el 23 de noviembre de 1811. La nueva lotería se denominó «Lotería Moderna» para diferenciarla claramente de la antigua «Lotería Primitiva». Ciriaco González Carvajal justificaba la iniciativa como «un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes».

El 4 de marzo de 1812, en plena resistencia de Cádiz casi sitiada por los franceses, se celebró el primer sorteo de la Lotería Moderna. Pero el que pasaría a la historia fue el que se realizó el 18 de diciembre de 1812, meses después de que se proclamara la Constitución de 1812 (la famosa «Pepa»). En aquel primer sorteo navideño, el número ganador fue el 03.604, premiado con 8.000 pesos duros (cantidad considerada inmensa para la época). Un décimo costaba solo 40 reales. Es importante destacar que en aquella época no se conocía por ese nombre, sin embargo por la proximidad de las fechas a las fiestas navideñas acabó llamándose así, aunque oficialmente no obtuvo el nombre de Sorteo de Navidad hasta 1892.

Primer sorteo loteria de Navidad

 

¿Lo más extraordinario? La Lotería de Navidad nunca se ha suspendido en 213 años. Ni durante las guerras carlistas, ni durante la Guerra Civil, ni durante la pandemia. Es la tradición más resistente de España.

 

El triunfo de la Lotería Moderna sobre la Primitiva

 

Lo que sucedió después es fascinante desde una perspectiva histórica. La nueva Lotería Moderna fue un éxito rotundo comparada con la antigua Primitiva. Las cifras de ventas lo demuestran claramente: entre 1815 y 1817, la Lotería Moderna duplicaba los ingresos de la Primitiva, y en los dos años siguientes los doblaba con creces.

El público español había encontrado en la Lotería Moderna algo que la Primitiva no ofrecía: dramatismo y emoción. La extracción de bombos de bolas numeradas, el sonido de las bolas cayendo, la anticipación del número premiado… todo esto generaba una tensión que la antigua lotería de números en bolsas no podía igualar. Además, la posibilidad de fraccionar el billete en décimos hacía que más gente pudiera participar, fomentando la tradición española de «repartir décimos» con amigos y familia.

Mientras tanto, la vieja Lotería Primitiva languideció. Después de casi un siglo de existencia menos gloriosa que la de su hermana moderna, fue suprimida en 1862. Tuvo que pasar más de un siglo para que resurgiera: la Lotería Primitiva fue relanzada en 1985 con un nuevo formato (el del 6/49 que conocemos hoy), convirtiéndose en uno de los sorteos más populares actuales.

 

¿Por qué se llama ‘el Gordo’ al primer premio de la Lotería de Navidad?

 

Aquí viene una de las anécdotas más encantadoras de la historia de la Lotería de Navidad. Aunque parezca mentira, el nombre «El Gordo» no tiene nada que ver con la cantidad de millones que reparte año tras año. Su origen es mucho más pintoresco y se remonta al siglo XVIII, cuando los promotores de la lotería tuvieron una idea genial: crear un personaje publicitario para promocionar el sorteo.

El personaje era conocido como «El Enano Afortunado» o «El Fanático de la Lotería». Tenía un aspecto muy característico: de talla menuda pero con un cuerpo rechoncho y gordinflón. De hecho, las típicas bolas blancas que salen cada año del bombo recuerdan a la silueta redonda del personaje, completamente repletas de números de pies a cabeza. El Enano Afortunado aparecía en numerosos libros, estampas y dibujos de la época.

 

Origen del nombre "el Gordo" de Navidad

Una de las inscripciones más famosas junto al personaje rezaba así: «De alegría y de dinero, este Enano afortunado, si le estudias con esmero, te enseñará alborozado, de la fortuna el sendero». El personaje llevaba como ropa las ya legendarias bolas del sorteo con un sinfín de números, creando una imagen casi mágica y mitológica.

El Enano Afortunado tuvo una acogida extraordinaria entre la población. Con sus diferentes lemas y reclamos, este ser casi mitológico contribuyó enormemente a la difusión de la lotería e instaba a la gente a probar suerte. Según los historiadores, fue este personaje gordinflón el culpable de que naciera el nombre de «El Gordo de la Lotería» para denominar al primer premio del sorteo. La gente empezó a llamarlo así de manera informal, y el mote hizo fortuna, consolidándose durante más de dos siglos.

Años después, el personaje dio nombre incluso a un periódico llamado El Enano. Con el paso del tiempo y la llegada de nuevas estrategias publicitarias, el personaje fue perdiendo popularidad visual: ya no aparece en televisión ni en las marquesinas de las administraciones de lotería. Pero su legado es infinitamente más importante que su presencia mediática. Ya nadie se imagina el sorteo sin su influencia, porque desde hace décadas su nombre —su querido «Gordo»— da identidad al premio más cotizado del país.

 

Portada de la gaceta ‘El Enano’. / Biblioteca Nacional de España

 

La Guerra Civil y el sorteo dividido: un caso único en la historia

 

Aquí viene una historia que parece salida de una novela de Javier Marías. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), la nación estaba literalmente dividida. Pero la Lotería de Navidad no se detuvo. En cambio, ocurrió algo único en su historia: en 1938, hubo dos Gordos simultáneamente.

El bando republicano celebró su sorteo en Barcelona el 22 de diciembre, donde el número 22.655 salió premiado. El bando nacional celebró el suyo en Burgos, con el número 36.758. Era como si la lotería reflejara la fractura de la nación: dos Españas, dos Gordos.

 

La lotería de Navidad en la Guerra Civil

Durante la Guerra Civil el bando republicano quiso seguir celebrando la Lotería de Navidad y el bando franquista decidió crear la suya propia.

 

Cuando terminó la guerra en 1939, la lotería volvió a Madrid, y desde entonces ha sido una única, indivisible. Pero ese episodio de 1938 permanece en los registros históricos como testimonio de lo que pasó en aquellos años terribles.

 

Una tradición que evoluciona: de Cádiz a Madrid, de bombos a televisión

 

Aunque la lotería nació en 1812, la celebración regular anual no comenzó hasta 1839. Y el nombre oficial de «Sorteo de Navidad» no se adoptó hasta 1892 —80 años después de su creación.

Uno de los cambios más importantes llegó en 1913: se introdujo el sistema actual de bombos y bolas de madera que ves hoy en el Teatro Real. Esos bombos ornamentales, con sus bolas blancas grabadas con números, se han convertido en símbolos visuales de la tradición. Son máquinas del tiempo en madera, casi reliquias que han permanecido sin cambios esenciales durante más de 110 años.

 

Lotería de Navidad. En 1913 se impusieron las bolas, fabricadas en madera de boj, con los números y las letras grabados con fuego.

En 1913 se impusieron las bolas, fabricadas en madera de boj, con los números y las letras grabados con fuego.

 

Pero el cambio más espectacular llegó con la televisión. El 22 de diciembre de 1957, apenas un año después de que naciera la televisión pública española, TVE emitió por primera vez el sorteo. De repente, millones de españoles que antes solo podían esperar las noticias al día siguiente podían verlo en directo. Y así nació una de las ceremonias televisivas más importantes del año español.

 

La Lotería de Navidad en televisión

La Lotería de Navidad en televisión.

 

Hoy, más de 6 décadas después, el sorteo sigue siendo uno de los eventos televisivos más seguidos de España. Se emite alrededor de las 9:15 de la mañana del 22 de diciembre, y prácticamente toda España se detiene para verlo.

 

Los niños de San Ildefonso: las voces mágicas de la esperanza

 

Los niños de San Ildefonso cantan números de Lotería —que no el gordo de Navidad— desde 1771

Los niños de San Ildefonso cantan números de Lotería —que no el gordo de Navidad— desde 1771.

 

Si hay un elemento que hace reconocible la Lotería de Navidad en cualquier rincón de España, son esas voces de niños y niñas cantando los números con una entonación casi musical: «Miiiiiil eeeeuuuuroooooos» resuena como un mantra navideño cada 22 de diciembre.

Estos pequeños cantantes pertenecen al Colegio de San Ildefonso, una institución madrileña fundada en el siglo XV para acoger a niños huérfanos y desamparados. Lo fascinante es que estos niños ya cantaban sorteos desde 1771, antes incluso de que existiera la Lotería de Navidad. Cantaban en las calles a cambio de limosnas para financiar el colegio.

Cuando se creó la Lotería de Navidad en 1812, fue natural integrar a estos niños en el sorteo. Se les pagaba, les daba estabilidad económica, y ellos aportaban una voz humana y emotiva a un proceso que, de otra manera, sería puramente mecánico.

Pero aquí viene lo interesante: durante 90 años (hasta 1981), solo voces de niños varones participaban en el sorteo. Fue en 1981 cuando el colegio admitió a las primeras niñas, y desde 1984 las niñas han sido parte oficial del sorteo. Hoy en día, las niñas son mayoría: de los aproximadamente 32 participantes, la mayoría son niñas.

Esos niños y niñas que cantan el Gordo están conectando con una tradición que toca a casi 50 millones de personas. Para la mayoría de españoles, la voz de un niño de San Ildefonso es sinónimo de Navidad. Es magia pura.

 

Números que repiten la suerte: cuando las probabilidades desafían la lógica

 

Aquí viene un dato que fascina a cualquier amante de las probabilidades. En más de 200 años de historia, solo dos números han salido premiados con el Gordo en dos ocasiones distintas.

El 15.640 ganó en 1956 y 1978 —22 años después. El 20.297 lo hizo en 1903 y 2006 —con 103 años de diferencia. Con 100.000 combinaciones posibles, la probabilidad de que esto suceda es extraordinaria. Algunos diría que es casi milagroso.

Existen también patrones curiosos. La terminación 85 ha salido como Gordo siete veces, mientras que 57 lo ha hecho seis veces. En Madrid, la combinación 515 ha aparecido tres veces (1897, 1899 y 1982).

 

El fenómeno psicológico: cuando la ilusión es contagiosa

 

¿Sabías que la Lotería de Navidad produce un «optimismo artificial» en toda la región donde caen premios? Científicos de la Universidad Carlos III han comprobado que este efecto es real y medible.

Lo curioso es que no es necesario que ganes para sentir la esperanza. Si vives en una ciudad donde cayó el Gordo, aunque solo sea en una administración de lotería, tu ánimo mejora. Es un efecto de «contagio emocional» que demuestra cómo la suerte de otros nos afecta.

Y hay más: la tradición de compartir décimos convierte a la Lotería de Navidad en algo único. En tu oficina, en tu familia, en tu barrio, todos compran décimos juntos. Si alguien gana, todos celebran. Si nadie gana, todos lamentan juntos. Es una experiencia colectiva, no individual.

 

Administraciones legendarias: los Templos de la suerte

 

¿Crees en los lugares mágicos? Los españoles sí. Existen ciertos lugares que han adquirido reputación de repartidores de suerte extraordinaria.

«Doña Manolita» en Madrid es probablemente la más famosa institución lotería de toda España. Ha distribuido innumerables Gordos durante décadas y se ha convertido en una institución prácticamente sagrada.

 

Gente comprando lotería de navidad en la agencia Doña Manolita, Madrid.

Gente comprando lotería de navidad en la agencia Doña Manolita, Madrid.

 

Pero si quieres visitar el lugar más legendario, tienes que ir a Sort, Lleida. El nombre del pueblo significa literalmente «suerte» en catalán. Y allí existe «La Bruixa d’Or» (La Bruja de Oro), una administración de lotería que desde su apertura en 1986 ha repartido aproximadamente 3.000 millones de euros en premios. Cada diciembre, miles de peregrinos acuden a Sort buscando un poco de esa magia.

 

Los números: de 40 reales a 20 euros

 

La Lotería de Navidad es también un documento de la evolución económica de España.

Un décimo costaba 40 reales en 1812 —la inversión más pequeña posible. Para 2025, cuesta 20 euros. Pero el valor del primer premio ha experimentado una evolución espectacular:

– 1812: 8.000 pesos (primer premio)

– 1850: 4.000 pesetas

– 1965: 370.000 pesetas

– 1967: 750.000 pesetas

– 2025: 4 millones de euros por serie (es decir, 400.000 euros por décimo)

En 2025, la venta de 198 millones de décimos genera 3.960 millones de euros en recaudación total. El 70% se destina a premios, mientras que el restante 30% financia la gestión y genera ingresos para el Estado

 

Por qué la Lotería de Navidad es más que una lotería

 

Cuando lo piensas realmente, la Lotería de Navidad no es solo un mecanismo de recaudación o un juego de azar. Es un ritual que define la identidad española. Es el momento en que millones de personas se reúnen alrededor de una televisión para compartir esperanza.

Nació en tiempos de crisis y guerra, sobrevivió intacta a guerras civiles que dividieron la nación, se adaptó a nuevas tecnologías, y se convirtió en un elemento cultural que trasciende clases sociales, regiones y generaciones.

Para quienes estudiamos y enseñamos español en Estrasburgo, la Lotería de Navidad nos recuerda que España es un país de tradiciones profundas, de solidaridad (porque la suerte se comparte), y de esperanza. Después de todo, ¿qué es la Navidad sino un momento para permitir que la esperanza brille?

 

 

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