
21 May Erasmus+, Caudete y ELE USAL Strasbourg
La semana pasada, nuestra escuela ELE USAL Strasbourg tuvo el placer de recibir a cuatro mujeres extraordinarias procedentes de Caudete (Albacete) gracias al programa Erasmus+. Rosabel, Paz, Ascensión y Beatrice, integrantes de un club de lectura en francés, nos demostraron que el aprendizaje no tiene edad y que la curiosidad por otras culturas puede conectarnos a todos. Esta visita, gestionada con entusiasmo por Elia, se convirtió en una experiencia enriquecedora tanto para nuestros visitantes como para todo el equipo de la escuela y nuestros estudiantes. Desde el barrio alemán hasta la Petite France, pasando por el Parlamento Europeo y una cena casera con salchichas, cada día estuvo lleno de descubrimientos, risas y esa complicidad manchega que traspasa fronteras.
Y aquí os traemos hoy un pequeño relato de nuestras andanzas…
Martes: bienvenida en la place de la République y primeras clases
El martes comenzó con un encuentro en la place de la République el corazón del barrio alemán (Neustadt, literalmente «nueva ciudad»), un área construida entre 1871 y 1918 como símbolo del poder prusiano, declarado Patrimonio de la Humanidad en 2017. Este recorrido fue especialmente significativo para nuestras visitantes, que pudieron entender mejor la compleja historia de Estrasburgo y su carácter fronterizo. Caminamos por las amplias avenidas, tan diferentes de las estrechas calles del centro histórico, descubriendo símbolos, esculturas y placas que narran episodios de la historia de Alsacia durante el período del Imperio alemán.
Es curioso porque en Caudete también saben lo que es tener una identidad fronteriza: forman parte de la provincia de Albacete pero están situados muy cerca de Alicante, y su historia está marcada por haber quedado aislados entre tierras castellanas perteneciendo al reino de Valencia.
Continuamos la visita paseando por la Avenue de la Liberté, admirando la fusión de estilos neorrenacentistas y art nouveau, hasta que llegamos a la iglesia Saint-Paul, cuya aguja neogótica se eleva sobre los canales del Ill. Después tomamos rumbo hacia el Palais universitaire de Estrasburgo, familièrement appelé « palais u », un edificio neorrenacentista que alberga aulas históricas desde 1884.
Por fin, poco antes de comenzar nuestras clases del martes, llegamos a le escuela y, después de «refrescarnos», nuestras visitantes, y ya amigas, compartieron las clases con nuestros estudiantes, demostrando todos que no hay barreras culturales «si la dicha es buena».
Pero como toda buena cosa, la soirée tuvo su fin y, después de una humilde cena en un pequeño rincón de Neudorf, cada mochuelo se fue a su olivo para un merecido descanso.
Miércoles: instituciones europeas y un paseo transfronterizo
El miércoles dedicamos la mañana a las instituciones europeas. En el Parlamento Europeo, sede de esta institución desde 1958, con su emblemático hemiciclo de cristal (en obras, oh, mon dieu). La estructura de cristal y metal, inaugurada en 1999, impresiona por sus dimensiones y simboliza la transparencia democrática de la Unión Europea.
Acabado el «momento institucional, cruzamos al parque de la Orangerie, con sus 26 hectáreas de jardines, escenario idílico de un picnic que no tuvo lugar, pero que quedó pendiente. Después de comer, cambiamos de país y cruzamos la frontera para llegar a Kehl para después hacer en camino inverso cruzando el Rin por la Passerelle des Deux Rives, un puente peatonal de 387 metros que une Estrasburgo con esta ciudad alemana.
La cena en un restaurante de Petite France, uno de los barrios más encantadores de la ciudad con sus casas de entramado de madera y antiguos edificios donde vivían pescadores, molineros y curtidores, fue el broche perfecto. Entre tartes flambées y cerveza alsaciana, las risas resonaron bajo los techos inclinados del siglo XVI.
Jueves: catedral, Palais Rohan y una cena especial
El jueves, Isabel, amiga y miembro de nuestra asociación cultural, guió a las visitantes por el centro histórico. La catedral de Notre-Dame, símbolo indiscutible de Estrasburgo, con sus 142 metros de altura y grès rosa de los Vosgos, dejó a todas boquiabiertas. Durante la visita, Isabel nos explicó la fascinante historia del edificio, cuya construcción comenzó en 1015 y no terminó hasta el siglo XV. De allí caminamos hasta el Palais Rohan, antigua residencia de príncipes-obispos convertida en museo, admiraron tapices del siglo XVII que representan batallas históricas.
Por la tarde, las clases en la escuela se transformaron en un intercambio literario: nuestros alumnos compartieron recomendaciones de libros, mientras las caudetanas, buenas aficionadas a la literatura, aconsejaban sus títulos. La jornada culminó con una cena en casa de Danielle, alumna de la escuela y amiga. Junto con su marido, nos prepararon unas magníficas salchichas de ensalada depatatas y otros manjares de cuyo nombre no puedo acordarme.
Viernes: despedida entre canales y puentes medievales
El viernes, con las mochilas ya preparadas, recorrimos la Petite France y los Ponts Couverts. Estas estructuras defensivas del siglo XIII, con sus tres puentes y cuatro torres, sirvieron de telón de fondo para reflexionar sobre la historia compartida de Europa.
Nos despedimos con la promesa de mantener el contacto y, quién sabe, quizás organizar una visita a Caudete para conocer esa tierra que conserva un rico patrimonio cultural y unas gentes extraordinarias.
Erasmus+: puentes más allá de las fronteras
Esta experiencia reforzó cómo el Erasmus+ rompe estereotipos generacionales. Según datos de 2023, el 18% de los participantes en movilidades para educación de adultos superan los 55 años. Nuestras amigas de Caudete demostraron que el aprendizaje intercultural enriquece a cualquier edad. Su club de lectura, donde analizan obras en francés, ahora podrá incluir autores alsacianos como Tomi Ungerer, cuyas ilustraciones se exhiben en su museo de la Neustadt.
Conclusión: humor, canales y futuros Proyectos
La visita de Rosabel, Paz, Ascensión y Beatrice ha sido mucho más que una semana de actividades culturales. Ha sido un verdadero intercambio humano que ha enriquecido tanto a nuestros visitantes como a todo el equipo de ELE USAL Strasbourg y nuestros estudiantes.
Para nosotros, ha sido un honor ser anfitriones de estas cuatro mujeres que han demostrado que la curiosidad, el buen humor y las ganas de aprender no tienen edad. Y como decimos en La Mancha, con ese acento que tanto nos une: «Esto no es un adiós, sino un hasta pronto».
¡Hasta pronto!
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